jueves, 10 de octubre de 2013

A mi capitán abuelo.

Pelo de nieve,
ojos de mar,
arrugas que viajan en un velero.

A través del cielo,
a través del océano,
sueñan con volar en un mundo nuevo.

Pequeño y menudo,
este capitán.
¿Cómo ignorar sus ojos de mar?

¿Cómo ignorar sus manchas de tinta?
Manchas de recuerdos,
de estrellas nocturnas.

 “Marineros a la mar”
escucha su eco ya perdido.
Y sin embargo, las gaviotas alcanzan
con sus picos las mareas altas.

Y desde esta playa
Asturias puedo admirar,
recordando que un día este viejo,
observó con orgullo el mismo mar.


miércoles, 9 de octubre de 2013

Mi Teide, mi cielo

Que en tu pico,
toco el cielo con las manos.

Aunque muchos crean eso de que
"el cielo empieza en nuestros pies".









Tonterías.
El cielo empieza cuando estoy en lo más alto,
cuando siento el frío viento en la cara, en los brazos,
cuando me llena de pronto los huesos,
cuando el cansancio ya machaca mi cuerpo.

Que el cielo es aquello que aún veo negro,
y a medida que asciendo
el azul prusia llena mis pupilas,
llega el turquí y el añil,
el rojo, el naranja, el amarillo y de pronto...
Aquí están.

Seis islas más a mis pies.
Un universo por descubrir,
un mundo solo para mí.



Me siento, a observar el infinito
Me paro a pensar, cómo sería no tenerte.
Qué habría hecho si nunca hubiese conocido tu cima...
Si nunca me hubiera sentido tan cerca de mi isla.

Y el sol asciende lentamente ante mí.
Y me hace pensar en la suerte
que tengo de conocerte, gigante.



sábado, 28 de septiembre de 2013

A ti, hoy que estás lejos.

Te escribí tantas veces poemas de amor,
que no me creí capaz de hablar de tristeza
si los versos llevaran tu nombre.

Y sin embargo, aquí estoy, quitándole letras
a la distancia porque le prometí al corazón
que trataría de hacerla más pequeña.


No sé lo que es no abrazarte,
no me contento con soñarte
entre mis brazos de azahar.

Vuelve pronto a los sueños que tengo despierta.
Vuelve pronto a mi pecho de princesa.
Vuelve, mi amor, a besar mis labios de cereza.

Que la noche me invita a consolarte
entre canciones de nana y melodías.
A rozar con mis yemas tus mejillas
y a borrar tus lágrimas tardías.


Vuelve mi amor, aunque sea en sueños,
quiéreme como me quieres,
cuando estás lejos.

Quiéreme como me quieres,
cuando me amas de lleno.

Quiéreme sin excusas,
que llegarán con el tiempo.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Pequeño pajarito blanco


Qué haría yo sin mi paloma blanca,
sin la luz de mis días,
sin la guía de mi camino.

Qué haría yo sin el verde de sus ojos,
sin la nieve que es su cuerpo,
sin sus labios de fresa sabor a miel.

Qué haría yo sin las semillas de trigo que caen en su piel,
sin las semillas de amapola que llenan sus pupilas,
sin las de dientes de león que crean sus suspiros.



Qué haría yo si se va y me deja,
qué haría
en este mundo hostil sola, si se aleja.

Qué hacer con su llanto si no lloro,
o con su risa si no me inspira melodías.
Quizá de pronto un día deja de inventar cuentos.

Si la envuelven las frías madrugadas
y estoy lejos, no puedo hacer nada,
¿qué haría?

¿Qué haría entonces con su sufrimiento?
Con los libros de ciencia y los de fantasía,
con los libros de historia y de geografía.




Qué haría con todo lo que me ha enseñado,
a quién le devolvería todo el amor que me ha dado,
y la sonrisa, y la ternura, y la vida...

Que sin ella todo sería más gris,
más opaco, más lúgubre, más frío,
más húmedo, más solitario, más sinsentido.

Porque a alguien que te da la vida,
se lo debes todo.

Y todo son las palabras, las letras, los espacios, 
las tildes, las comas, los puntos...
Seguidos, finales y a parte.




Que a veces lo pienso,
y no me cabe otra explicación posible
a que haya venido de marte.

Porque la perfección en este mundo terrestre es inexistente,
y sin embargo ella, rompe todas las reglas.



Te quiero mamá.



domingo, 1 de septiembre de 2013

Sueño de verano

Solo podría ahogar este calor insoportable,
si me zambullera en una hoja de menta
salpicada por el rocío,
que lloró el cielo esta mañana.



Su frescura me embargaría,
rozaría mis curvas con descaro.

Me llenaría de fragancias y de sabores,
me vaciaría de dudas y problemas.

Llevaría mi esencia hasta al agua,
dejando que fluyera sin pausa,
sin prisa.

Dejaría que las libélulas se posaran en mi piel,
y los zapateros formarían
pequeñas bolsas de oxígeno,
dándome de respirar.

El sol caerá con todo su peso,
tintando el agua de naranjas y rosas.
Los rojos pintarán mis mejillas,
como los azules teñirán mi sueño de azul.



El negro de la noche
llenará el cielo de brillo,
hará cantar a los grillos
creará formas en el cielo...

Leones, cangrejos,
pegasos y guerreros.
Se batirán con las nubes,
regalando el saber del universo.

Y yo desde el agua,
los vería a todos ellos,
bajo el suave terciopelo negro,
más negro que antes



porque se acerca el ya alba,
y trae consigo a hermosos unicornios
que cabalgan, bajo polvo de hadas,
que consigue que todos duerman ya.

Que aplacen sus cantos y bailes
que paren trompetas y fliscornos
las flautas y el flautín,
las arpas, las liras...

Que llega la musa del día,
con un poema de amor para todos nosotros,
para cerrar nuestros ojos,
y hacernos dormir en una cristalina tranquilidad.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Reloj de arena




Al cerrar con fuerza los puños,
la arena se nos escapa entre los dedos.


El reloj me transporta a otro tiempo, en el que el viento
también corre en mi contra.

Entra por la ventana haciendo ruido, y se lleva consigo todas mis preocupaciones, tornando mi mente en una gran montaña salina
en la que poder imaginarnos sin tregua.

Se mezclan los colores en este amanecer
y me hacen pintar recuerdos y esperanza.

Consiguen que vuelva a nacer, que renazca contigo a este lado de la cama.
Que te bese la frente haciéndole frente a lo que nos viene por delante:

No más noches como esta hasta nueva orden,
no más abrazarte por la espalda
ni perderme entre tus sábanas,
ni si quiera enroscar tus piernas en las mías
para sentir correr la sangre por tus venas
y sonreírle a la vida,
no porque te aleje de mi,
sino porque te mantiene vivo.

Ahora sabes de sobra,
que si me llamas con frío,
arropare tus días y tus noches,
cubriré tus pies con los míos
y te besare en sueños
hasta consumirte la boca.

Porque seré de hielo,
cuando necesites que dé la cara,
y el fuego quemará nuestras pieles
cuando se trate de amarte.

lunes, 12 de agosto de 2013

Días que tenemos todos

Hay días en los que no te reconozco,
en los que desconozco tu forma y tu esencia.
Y ese primer beso robado.

Días en los que tu mirada
me invita a no hacer nada, 
a huir de ti y de esto que nos rodea.

Días que quisiera volar.
Pero no por los edificios más altos,
sino por praderas y ríos.

Hacer como si no te hubiera conocido
y regodearme en mi feliz ignorancia.

Pero luego recapacito, pienso.
Divago entre tus besos y tu risa.

Entre los rizos de tu pelo
y las yemas de tus dedos.

Y me pregunto, por qué.
Por qué habré temido que llegue el frío
y me abrace,
cuando son tus brazos de un cálido sonido
como tu voz y tus susurros al oído 
esas noches en las que todo está oscuro,
y es tu suave respiración
la que me acerca a la aurora.

Porque odio esos días en los que,
desde otra perspectiva,
nada es igual,
y me ahogo en el hastío de la inexistencia
de la ausencia de la razón,
y de ver cómo este corazón
regresa al mundo roto de las pasiones sin sentido.

domingo, 4 de agosto de 2013

Noches como estas todos los días

Una noche como la de ayer,
a las cuatro de la mañana.
Una noche en la que me susurras
mientras me acaricias.

Quiero una noche como la de ayer,
a las cinco de la mañana.
Una noche en la que me sonríes,
una noche en la que me desarmas.

Quiero una noche como aquella de ayer,
a las seis de la mañana.
Una noche en la que resuena nuestra respiración,
nuestra risa, y los cantos de algunos pájaros.

Un alba como la de ayer,
en la que el sueño nos vence a ambos.
En la que das las buenas noches,
con una sonrisa en los labios.

Una mañana perfecta
en la que me despierto a tu lado.

Los buenos días,
tu mano buscando mi mano,
tus piernas enlazadas con mis piernas,
tu cuerpo, en mis brazos,
y que al abrir los ojos vea en los tuyos
el amor, encontrado.

miércoles, 31 de julio de 2013

Eterna primavera


Dulces luceros
que en la penumbra me sonríen.
Sonoro tintineo
que despierta mi curiosidad.

Las comisuras de mis labios se elevan,
se estiran y forman
-cuidadosamente-,
dos hoyuelos como nidos
de los pájaros que anidan
en una eterna primavera.
                                                                                                
La brisa acaricia mi pelo,
el verano besa mi piel.
En mis entrañas se revuelven los colores
y en mi boca las palabras
no son más que su reflejo,
un resplandor, su calidez, la melodía
y las alas de los jilgueros
juguetean, revolotean,
cuando el alba llega y alborea.

Y resurjo de las cenizas
que persisten tras este amanecer
para revolverme en el dulce mundo
de las pasiones y besarte de nuevo.
  Volver a morderte, recorrerte y amarte.

Y consumirnos,
como pájaros que cantan,
en esta eterna primavera.